Fortunata
y Jacinta, Benito Pérez Galdós
RESUMEN
Una
mañana, Fortunata contempla desde la ventana cómo la plaza nevada
se va transformando con el paso de las horas. De repente, descubre a
su marido en la calle y se pregunta sobre su estado de salud,
compadeciéndose de él.
TEMA
La
sorpresa de la protagonista al ver casualmente a su marido. Además,
el texto presenta de forma indirecta el tema del adulterio, puesto
que Fortunata ve al esposo al que ha abandonado desde la casa de su
amante, así como el determinismo social y biológico. El primero,
porque la protagonista se ve obligada a ser mantenida por un hombre
para sobrevivir, debido a su falta de recursos (origen social muy
humilde) y el segundo, a través del personaje del marido, que ha
sido recluído en una institución al padecer un transtorno mental.
Por otra parte, a través del framgento descriptivo, también se
presenta el Madrid del siglo XIX como una ciudad hermosa y llena de
vida.
ESTRUCTURA
La
primera parte del texto (l. 1 a 18) es descriptiva, puesto que el
narrador se centra en los cambios que sufre a lo largo de la mañana
un paisaje urbano, concretamente, una plaza de Madrid, a través de
la mirada de la protagonista. La segunda parte es un monólogo
interior en que Fortunata se sobresalta al ver aparecer
inesperadamente a su marido y se pregunta sobre su estado (l. 18 al
final). La separación entre las dos partes no viene marcada por un
nuevo párrafo sino por un marcador temporal “de repente” (l.
18).
VOZ
Y PUNTO DE VISTA DEL NARRADOR
Como
es típico de la novela realista, que pretende analizar en profundiad
la psicología de los personajes, se trata de un narrador externo en
tercera persona (“vio a su marido”, l.1; volvió a
mirar”, l.7) omnisiciente, puesto que conoce los sentimientos y
pensamientos de Fortunata en relación a su marido (“se volvió a
asomar diciéndose: Si aquí no puede verme...”, l. 22-23).
MODALIDAD
TEXTUAL
El
texto combina la modalidad narrativa y la descriptiva. Así, aparecen
verbos de acción y movimiento en pretérito perfecto simple, como en
la perífrasis de la l. 20: “tuvo que retroceder saltando”, o en
la l. 22: “se quitó la joven de la ventana” y la perífrasis
“se volvió a asomar”.
En
la descripción aparecen numerosos sustantivos concretos (“plaza”,
“balcones”, “árboles”, “rey”, “gorro”, l. 2-6), que
constituyen una enumeración, al igual que los verbos en imperfecto
de indicativo de las líneas 7-11 (“se deshacía”, “se abrían”,
“se sacudían”, “se desleían”...). En este caso, la
enumeración viene reforzada por la anáfora “cómo”. Los verbos
descriptivos expresan transformación y por ello se trata de una
descripción dinámica, puesto que el paisaje cambia a medida que se
derrite la nieve. Además, el dinamismo se consigue también mediante
la descripción de la bulliciosa vida de la plaza, con los mangueros
y barrenderos regando para fundir la nieve y barriendo después:
“chapoteaban (...) disolviéndo la nieve (...) revolviéndola (...)
para echarlo todo a la alcantarilla” (l. 13-15). Finalmente, es
típica de la modalidad descriptiva la presencia de verbos
atributivos: “era charca cenagosa” (l. 12) o “Divertido era
este espectáculo” (l.15), “parecían de algodón” (l. 5).
Por
otra parte, hay abundantes complementos del nombre que acompañan a
los sustantivos de la enumeración, tanto en forma de adjetivos
calificativos (“blancos”, “purísimas”, l. 3-5) como de
sintagmas preposicionales (“de los balcones”, “de nieve”, l.
4-5).
Por
último, cabe destacar el uso de figuras literarias descriptivas como
la personificación y la comparación : “los árboles ostentando
cuajarones que parecían de algodón” (l. 5) y las metáforas: “el
rey Felipe III con pelliza de armiño y gorro de dormir” (l. 6),
donde las prendas se refieren en realidad a la forma y color de la
nieve acumulada sobre la estatua.
En
conclusión se trata de un texto que combina una descripción
dinámica y llena de plasticidad con la reflexión interna de la
protagonista, expresada mediante la técnica realista del monólogo
interior.