La
incorporación de alimentos transgénicos al mercado ha provocado un
encendido debate social y científico sobre los beneficios y
perjuicios que aportan. La realidad es que no deberían
comercializarse libremente porque resultan nocivos.
En
primer lugar, los transgénicos suponen un peligro para el medio
ambiente y para la agricultura. Las variedades transgénicas
contaminan genéticamente a otras variedades de la misma especie o a
especies silvestres emparentadas, ya que una vez liberados al medio
ambiente no se pueden controlar. La contaminación genética es
irreversible e impredecible y pone en peligro variedades y especies
cultivadas tradicionalmente. Por otra parte, con las plantas
tolerantes a herbicidas, el agricultor usa mayores cantidades de
agrotóxicos para acabar con las llamadas "malas hierbas".
Según estudios recientes, se están utilizando un 80% más
pesticidas en los cultivos transgénicos que en los convencionales.
También
se han demostrado efectos nocivos sobre la fauna. Por ejemplo, la
Universidad de Cornell encontró y confirmó que el trigo manipulado
con Bt envenenó en pruebas de laboratorio a la mariposa monarca en
su estado larvario. Existe además el peligro de crear insectos
resistentes a agroquímicos que pudieran destruir el entorno natural
y, en consecuencia, también afectar la biodiversidad de la fauna
silvestre y la cadena trófica.
Finalmente,
a pesar de que muchos defiendan el libre mercado y las supuestas
ventajas de los transgénicos, como su resistencia a las plagas y
enfermedades o su precio asequible, es evidente que ello no compensa
el riesgo para la salud humana que suponen a
corto y medio plazo. El prestigioso científico Arpad
Pusztai encontró en patatas genéticamente manipuladas una toxina
que daña el sistema inmunológico de los mamíferos. También
advirtió que la manipulación genética aumenta los niveles
naturales de toxinas y alergénicos en plantas, además de producir
otros nuevos. Prueba de ello es que en la Universidad de Nebraska se
comprobó que la soja, genéticamente manipulada con la nuez de
Brasil, aumentó las alergias en distintos alimentos (este
padecimiento se detectó en un 8% de los niños de los Estados
Unidos). Marc Lappe (1999) publicó en un estudio en el Journal
of Medicinal Food
que demuestra que la generalización de alimentos transgénicos
pudiera alterar las defensas naturales del organismo humano contra
padecimientos infecciosos y degenerativos y, por ende, aumentar las
enfermedades severas...
En
definitiva, el uso de transgénicos es una bomba de relojería de
consecuencias imprevisibles. Exijamos a las autoridades sanitarias
que prohiban su comercialización antes de que sea demasiado tarde.
-Haced el resumen, tema, estructura y comentario lingüístico.
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