domingo, 17 de mayo de 2015

Texto argumentativo sobre la publicidad

Es sorprendente la cantidad de publicidad emitida en horario infantil y especialmente dirigida a los niños. A pesar de que es algo que aceptamos con naturalidad, deberíamos exigir al Gobierno que fuera ilegal, ya que tiene consecuencias muy negativas.
En primer lugar, son muchos los países que ya han decidido prohibirla. Por ejemplo, las autoridades británicas no permitirán a partir de este año que se emita publicidad sobre alimentos y bebidas poco saludables en horario infantil, siguiendo un modelo de ley vigente hace años en los estados escandinavos; en Canadá, lo que no están permitidos son los anuncios de juguetes, ni siquiera en las fechas navideñas.
Tras haber trabajado más de 10 años en marketing y publicidad y como padre de familia, soy perfectamente consciente del fuerte impacto que ésta puede tener sobre los niños, ya que mediante bellas imágenes, pegadizas melodías y atractivos personajes de moda, a los publicitas nos resulta muy fácil vender ilusiones y crear falsas necesidades.
Hay quien al leer ésto se erigirá en defensor de la información y de unas supuestas libertades personales o comerciales para justificar la publicidad de 24 horas. No obstante, dada la falta de formación y criterio de los niños, y teniendo en cuenta la escasa o nula vigilancia por parte de los padres sobre lo que ven en la TV, la realidad es que los menores son muy susceptibles de aceptar aquello que se les vende sin contrastar ni verificar la información. Esto es, se les puede manipular fácilmente y, por tanto, deben ser protegidos hasta que hayan madurado y desarrollado un espíritu crítico.
Pero, además, el alcance de la publicidad resulta mucho más trascendente, ya que puede afectar la personalidad y el desarrollo psicológico: permitir que nuestros hijos sean bombardeados por la publicidad todas las tardes durante años implica el riesgo de convertirlos en seres caprichosos y materialistas, adictos al consumo.
Por todo ello, debemos solicitar a nuestros gobernantes una ley que regule la publicidad en horario infantil. La salud física y moral de nuestros niños tiene que estar por encima de los intereses económicos de unos pocos empresarios, por muy poderosos que sean.
Carta al director de Pablo Galianat, publicada en El País (adaptación)

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