lunes, 27 de octubre de 2014

CORRECCIÓN DEL COMENTARIO DE TEXTO

1.Demuestra que es un texto literario y subjetivo.

Es un texto literario porque tiene una finalidad estética (crear belleza y sorprender al lector) y es subjetivo porque el autor transmite su visión personal del paisaje y la emoción que le produce contemplarlo: un sentimiento de paz y serenidad pero teñido de nostalgia, puesto que se trata de un mundo rural que está desapareciendo. Todo ello lo consigue mediante una cuidada selección del vocabulario, que además presenta un valor connotativo: (“curso manso”, “la cuidad está silenciosa”, “la caliente Extremadura”; diminutivos: “manchita”, “nubecilla”) y el uso de figuras literarias (enumeración, personificación...), como se comentará después.

2. Demuestra que se trata de una descripción dinámica.

Es una descripción dinámica porque describe la transformación del paisaje y del mundo rural con la llegada del progreso (l.1, l.3, l.5...), oponiendo el pasado y el presente. Además, aparecen numerosos verbos de movimiento: “se remueve”, “avanza”, “levanta”, “pasa” y verbos que indican tranfromación: “han desaparecido”, “ha aparecido”.

3. Identifica las características lingüísticas de un texto de modalidad descriptiva.

Este texto presenta las principales características lingüísticas del estilo nominal: aparecen sustantivos concretos (“bosque”, “cuidad”, “coche”, “tenderías”...) y numerosos complementos del nombre, en forma de adjetivos (“negra”, “largas y solemnes”, “silenciosa”) o de sintagma preoposiconal ("de polvo", "de regadío"); también verbos propios de la descripción, como "haber" ("donde antes había... ahora hay") y el copulativo "estar" ("está silenciosa", "están cerrados"). Destaca asimismo, el uso del imperfecto de indicativo: “rodeaban”, “había”. Por otra parte, encontramos adjetivos posesivos (“su curso”) y una locución adverbial de carácter deíctico (“al lado de”). Predominan las oraciones simples (todas, excepto “donde había antes...” y “que salmodia alguna oración). Por último, al ser una descripción literaria predominan figuras retóricas como la antítesis, que opone el pasado al presente para describir los cambios: ("han desaparecido", "han aparecido", l.1-2; "donde antes había..., hay ahora..."), enumeraciones (“enorme, pesado, ruidoso”; tenderías, comercios, rebaños...), o la personificación ("las campanas lanzan", curso “manso” del río). De este modo, el autor no sólo describe un paisaje sino que transmite al lector la emoción que le causa contemplarlo.



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