Los bosques que
rodeaban a la ciudad han desaparecido. Por las lomas ha aparecido una
manchita negra; se remueve, avanza, levanta una nubecilla de polvo.
Un coche enorme, pesado, ruidoso, todos los días a esta hora
viene a la ciudad. Donde habían antes bosque, hay ahora trigales de
regadío. El río sigue su curso manso como antaño. Las tenderías
al lado del río están la mayoría del año cerradas. Los comercios
de cuero y lana han desaparecido. Ya no se ven los rebaños que
antaño pasaban camino de la caliente Extremadura. La ciudad está
silenciosa. De tarde en tarde pasa un viejo rezador que salmodia
alguna oración. Los caserones están cerrados. Las campanas de la
catedral lanzan sus campanadas largas y solemnes.
(Azorín: Castilla)
1.Demuestra que es un texto literario y
subjetivo.
Es un texto literario porque tiene una
finalidad estética (crear belleza y sorprender al lector) y es subjetivo porque transmite
su visión personal del paisaje y la emoción que le produce
contemplarlo, que es de paz y serenidad, no absenta de cierta nostalgia, puesto que recuerda cómo era antaño. Todo ello lo consigue mediante una cuidada selección del vocabulario: (“curso
manso”, “la cuidad está silenciosa”) y el uso de figuras literarias, como la antítesis, que opone el pasado al presente para describir los cambios: ("han desaparacido", "han aparecido", l.1-2; "donde antes había..., hay ahora..."), enumeraciones (l.2), metáfora ("curso manso del río"), personificación ("las campanas lanzan")...
2. Demuestra que se trata de una descripción dinámica.
Es una descripción dinámica porque
describe la evolución del paisaje y del mundo rural, como ya se ha comentado (l.1, l.3, l.5...). Además, aparecen numerosos
verbos de movimiento: “se remueve”, “avanza”, “levanta”,
“pasa” y verbos que indican tranfromación: “han desaparecido”, “ha
aparecido”.
3. Identifica las características lingüísticas de un texto de modalidad descriptiva.
Este texto presenta las principales características
lingüísticas de la descripción: aparecen sustantivos concretos
(“bosque”, “cuidad”, “coche”, “tenderías”...) y
numerosos complementos del nobre, en forma de adjetivos: “negra”,
“largas y solemnes”, “silenciosa” o de sintagma preoposiconal: "de polvo", "de regadío"; también verbos propios de la descripción, como "haber" ("donde antes había... ahora hay") y el copulativo "estar" ("está silenciosa", "están cerrados"). Destaca asimismo, el uso del imperfecto de
indicativo: “rodeaban”, “había”.
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